‘Cientos de personas con dificultades económicas aceptan una extraña invitación a un juego de supervivencia. Les espera un premio millonario, pero hay El Juego del Calamar’
Netflix difunde la seria asiática “El Juego del Calamar”. Ésta muestra a diversos personajes luchando por salir vivos de competencias en las que, la falta de cooperación entre los personajes, es una constante que termina perjudicando a todos.
En el Perú, en las últimas semanas, también hemos tenido nuestro propio juego por el manejo del calamar gigante, así como una dinámica de conflicto entre el Ejecutivo y el Parlamento.
Una de las características del fenecido gabinete fue su carencia de experiencia y capacidad para la gestión pública, la promoción de la violencia y enfrentamiento entre peruanos y una desafortunada selección de cuadros para puestos clave del aparato estatal. En poco más de 60 días, impregnaron de pavor a los peruanos. El nuevo Consejo de Ministros deberá transmitir a nuestros habitantes, la confianza y cohesión necesarias para enfrentar los desafíos de la Nación y poner fin al peligroso juego del antecesor.
Una de las mayores debilidades del Presidente del Consejo de Ministros dado de baja, fue la ausencia de propuestas de políticas públicas, que se constituyeran en un derrotero para la ciudadanía. Solo hubo consignas, amenazas, imposibles jurídicos y sensación de salto al vacío. Los peruanos necesitamos saber a dónde nos dirigimos y no lo percibimos aún.
Por ejemplo, en el sector pesquero y acuícola se habla de modificar la ley de pesca, promover el consumo de pescado, apoyar al sector artesanal y otros lugares comunes. Sin embargo, no se ha hecho conocer cuáles serán las líneas maestras de la gestión del Estado que posibiliten tales metas.
Puntualmente, desde mayo de 2021, nuestras embarcaciones artesanales pueden inscribirse ante la Organización Regional de Ordenación Pesquera del Pacífico Sur (OROP-PS), para tener derecho de pescar legalmente en aguas internacionales.
Solo siete, de las miles de embarcaciones poteras, han logrado su inscripción debido a que ésta no se promovió adecuadamente, ni se acompañó a los interesados que decidieron postular. A pesar de que es un tema estratégico para el país, con implicancias directas en el cumplimiento de compromisos internacionales, parece no ser un asunto de interés.
Otro pendiente planteado en la OROP-PS es la transición a una gestión pesquera basada en ciencia. Un paso imprescindible para conseguirlo, es el desarrollo de los primeros modelos de evaluación poblacional del recurso; sin embargo, en dicha materia nuestros representantes ante ese organismo demuestran no tener apuro.
Algo imprescindible, a la luz de decenas de revelaciones de pesca ilegal de embarcaciones asiáticas en aguas jurisdiccionales peruanas, es que el gobierno presente las correspondientes denuncias ante el Comité Técnico de Cumplimiento de la OROP-PS. Hasta ahora, esta pesca ilegal, que ha sido comprobada recientemente in situ por la agencia internacional Associated Press y Univisión, no ha motivado pronunciamientos del gobierno
peruano. El Comité para el Manejo Sustentable del Calamar Gigante (CALAMASUR) siempre, de manera solitaria, se pronuncia al respecto en su calidad de observador en las reuniones de la OROP-PS.
Por último, el 5 de octubre se cumplió el plazo de tres años para terminar el proceso de formalización de las 2505 embarcaciones participantes del programa SIFORPA II. Tristemente, a pesar de los esfuerzos realizados por los armadores artesanales, la burocracia estatal solo ha logrado dar permisos de pesca a poco menos de 200 embarcaciones (8% del total). Esto ha llevado a que, vía Decreto de Urgencia, se amplíen una vez más los plazos para culminar este eterno problema.
Como vemos, en nuestro propio juego del calamar, estamos perdiendo.
Cambiemos de estrategia.Autor/Fuente: Alfonso Miranda Eyzaguirre / Expreso